Reflexiones en torno a la teoría ciborgiana

El concepto ciborg
Frente a la complejidad y múltiples implicaciones del Manifiesto Cyborg de Donna Haraway, valdría la pena apuntar algunas reflexiones sobre sus postulados, cada vez más próximos en lo que respecta al ámbito estético, y más específicamente, al ámbito del cuerpo como signo ineludible para una estética en el nuevo Siglo.

Haraway define el ciborg como "un organismo cibernético, un híbrido de máquina y organismo, una criatura de realidad social y también de ficción". Partiendo de este concepto, y tratando de seguir la línea del pensamiento de la autora, consideraríamos que desde el establecimiento del postmodernismo como una tendencia dominante en el ámbito tecnológico y político, el ciborg surge como una entidad encarnada no sólo en la organicidad de un cuerpo optimizado, modificado y atravesado por la tecnología, sino en una actitud crítica reacia al esencialismo, las clasificaciones de género y la identidad, que responda a la necesidad de una constante reinvención cultural desde una consciencia clara sobre las “dominaciones jerárquicas confortablemente viejas”. En este sentido, Haraway señala que “el ciborg es una especie de yo personal, postmoderno y colectivo, desmontado y vuelto a montar. Es el yo que las feministas deben codificar”. (1)

En el panorama planteado por el manifiesto, llama la atención las díadas opositivas conformadas por aquello que la autora llama dominaciones jerárquicas confortablemente viejas, es decir, conceptos tradicionalmente instaurados en la sociedad y que han regido nuestra manera de ver el mundo, mismos que en la contemporaneidad se hallarían contradichos por nuevas jerarquizaciones conceptuales de cara a las transformaciones que traen consigo las nuevas tecnologías. Las principales díadas opositivas que en la contemporaneidad se diluirían son:
Organismo < > Componente biótico
Profundidad, integridad < > Superficie, lindero
Perfección < > Optimización
Biología como práctica clínica < > Biología como inscripción
Freud < > Lacan
Sexo < > Ingeniería genética
Público/privado < > Nacionalidad ciborg
Cooperación < > Aumento de las comunicaciones
Trabajo < > Robótica
Segunda guerra mundial < > Informática de la dominación

Según la autora, esta lista sugiere varias cosas interesantes; primero, que los objetos de la derecha no pueden ser codificados como ‘naturales’, ni los otros como naturalistas. Afirma que ideológica o materialmente, no es posible volver atrás: "No solamente ‘dios’ ha muerto, sino también la ‘diosa’, o los dos han sido revivificados en los mundos cargados de microelectrónica y de políticas biotecnológicas. (...) El universo de objetos que pueden ser conocidos científicamente debe ser formulado como problemas en la ingeniería de las comunicaciones (para los gestores) o teorías del texto (para aquellos que resistirán). Ambos son semiologías cyborg."

Cuerpo / Texto / Escritura
El cuerpo es codificado por la biotecnología, y al mismo tiempo, por la estética. El cuerpo se encuentra inmerso en un sistema de significaciones dinámico que va, desde la ontología del cuerpo como organismo biológico, hasta su transfiguración tecnológica a través de procesos de optimización, modificación estética, o la pretensión de continuidad a través de las máquinas que lo reescriben en su propio lenguaje. Así, con la TAC (tomografía axial computarizada) el cuerpo es dígito y con el ADN el cuerpo es información. Cuerpo, texto y escritura, se convierten en elementos claves para el “juego de escribir y leer el mundo”.

Lo anterior podemos verlo manifiesto en el ámbito artístico desde las diferencias que emergen entre el body art y lo que en la contemporaneidad se ha convenido en llamar arte carnal (cuyos principales representantes serían Orlan y Stelarc): El body art actúa sobre la superficie, aborda el cuerpo como lienzo o como molde. Lo pinta, lo dibuja, lo mancha, lo viste y desviste, pero siempre desde lo epidérmico, desde su faz externa. En cambio el arte carnal utiliza la biología y la tecnología para atravesar el cuerpo, más allá de la piel, ingresando en la carne, transformando y resignificando el cuerpo desde el interior. 

Orlan se transfigura en función de paradigmas de belleza, operando desde la presentación y no desde la representación, actualizando el mito al reescribirlo en su carne viva. Al mismo tiempo, Stelarc utiliza su cuerpo como espacio para albergar el arte, mediante la penetración de la piel y de los órganos para invadirlos con la tecnología; el aumento del propio cuerpo con dispositivos mecánicos y hasta de agentes remotos que, conectados a la red, envían información desde el interior del cuerpo, reescribiéndolo mediante el lenguaje informático. De este modo, mientras el body art convierte al cuerpo en un topos, un lugar para abordar desde lo real y simbólico, el arte carnal transfigura al cuerpo en un tropos, reescribiéndolo en información y transformación desde el acto vivo.

Inmersión en el ciberespacio
En la confluencia de las nuevas tecnologías, la internet 2.0 y el arte, el cuerpo debe repensarse en función de los nuevos modos de operar que imponen las dinámicas de comunicación y de construcción del imaginario contemporáneo, y cuya principal arista sería la destopificación (desubicación).

La destopificación supone como consecuencia, una reformulación de la proxémica (2) y de la kinésica (3), al relevarse la presencia del cuerpo en el espacio real y desplazarse al espacio virtual. En este ámbito electrónico, el espacio personal es considerado ya en función de las conexiones de redes donde es posible el intercambio de información, quedando la kinésica reducida a la escritura y transmisión de sus principios básicos recodificados mediante el sistema binario.

Esta inmersión en el ciberespacio trae consigo un cambio en la manera paradigmática de comprender los conceptos inherentes a la presencia en el espacio, e inclusive, en el tiempo. El cuerpo se recodifica y desplaza a través de conexiones de redes, pudiendo “estar” en múltiples puntos del ciberespacio al mismo tiempo. Esta forma de omnipresencia encierra un juego del poder y la voluntad que se manifiesta en nuevas políticas de control y vigilancia. Esto podríamos ilustrarlo mediante la dicotomía Público/privado < > Nacionalidad ciborg: por ejemplo, hay tantos puntos de fuga de lo privado hacia lo público como perfiles de usuarios hay en Facebook. Cada perfil es un punto de control y vigilancia que otorga cierto poder a todo aquél que accede a cada movimiento y cada interacción realizada por los usuarios en las redes. Asimismo, la identidad se transcribe y se modifica a placer bajo el cobijo del distanciamiento y el anonimato digital. En esta transcripción, se diluye la sexualidad, el género se vuelve flexible, y el sujeto se convierte en información con un número virtualmente infinito de terminales alrededor del planeta. Se trata, en efecto, de cierta realización de la ciudadanía ciborg.

Como medio, la Internet 2.0 ha instaurado en el usuario la necesidad intrínseca de intercambio directo −pero distanciado− en la utilización de éstas herramientas (redes sociales) que, ontológicamente, se refieren a la relación con la otredad. Una relación, al parecer, vital en el ser humano, pero que queda condicionada (y potenciada) por los mecanismos del lenguaje digital. (4)

A modo de conclusión, señalaremos los principales efectos de la interacción cuerpo – arte – tecnología en la contemporaneidad:
  • Aparecen nuevos comportamientos y disposiciones de intercambio que establecen el distanciamiento físico.
  • El desplazamiento y la movilidad se condicionan a la interfaz.
  • La identidad da paso a la conectividad rizomática. 
  • La presencia se proyecta y se expande la consciencia del cuerpo.
Estas someras reflexiones no pretenden dar cuenta determinista del contenido esencial del manifiesto ciborg, sino ser una aproximación desde el lenguaje que nos ocupa en el quehacer artístico, es decir, el lenguaje del cuerpo; considerando, desde luego, que todo texto es susceptible de ser leído de múltiples maneras y que el pensamiento crítico de Haraway, por ser tan amplio, permanece vigente y es terreno fértil para muchísimas interpretaciones a más de 25 años de su publicación. ♦

K.O. 2011
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Notas:
(1En este ensayo, Haraway también trata un par de formas de feminismo populares durante los 80. Como feminista postmoderna, argumenta en contra del esencialismo - que es “cualquier teoría que declare identificar una causa o constitución de identidad de género o patriarcado universal, transhistórica y necesaria” (Epistemología Feminista, 2006). Tales teorías, argumenta Haraway, excluyen a las mujeres que no se conforman a la teoría y las segregan de las “mujeres reales” o las representan como inferiores. Otra forma de feminismo que Haraway disputa es “un modelo jurisprudencial de feminismo popularizado por la estudiosa legal y marxista Catharine MacKinnon” (Burow-Flak, 2000) que luchó para hacer ilegal la pornografía en los 80, a la cual ella consideró una forma de discurso del odio. Haraway argumenta que el feminismo radical de MacKinnon asimila todas las experiencias de las mujeres en una identidad particular que incorpora las ideologías occidentales que contribuyen a la opresión de las mujeres. Escribe: “Es factual y políticamente erróneo asimilar todos los 'momentos' o 'conversaciones' diversos en la política femenina reciente nombrada como feminismo radical a la versión de MacKinnon”.

(2Proxémica es el término empleado por el antropólogo Edward T. Hall en 1963 para describir las distancias medibles entre las personas mientras éstas interactuan entre sí. El término proxemia se refiere al empleo y a la percepción que el ser humano hace de su espacio físico, de su intimidad personal; de cómo y con quién lo utiliza.

(3La kinésica o quinésica estudia el significado expresivo, apelativo o comunicativo de los movimientos corporales y de los gestos aprendidos o somatogénicos, no orales, de percepción visual, auditiva o táctil, solos o en relación con la estructura lingüística y paralingüística y con la situación comunicativa. También es conocida con el nombre de comportamiento kinésico o lenguaje corporal.

(4) Para mayor información al respecto, revisar las investigaciones del teórico André Lemos, especializado en cibercultura, tecnología y comunicación.